Joaquín Abad | Miércoles 11 de febrero de 2015
Me temo que la decisión de Pedro Sánchez disolviendo la directiva de la PSM no va a ser un camino de rosas. Tomás Gómez ya amenaza don acudir a los tribunales. Esos mismos tribunales que investigan su paso como alcalde de Parla donde se puso en marcha el famoso tranvía de la discordia.
Ese tranvía que se presupuestó en noventa millones y al final costó más de trescientos. Como todo lo que vienen haciendo los políticos. Ya saben. Sacan a concurso obra pública por cien millones, por ejemplo, y la constructora que se lo adjudica luego pasa modificaciones y factura el doble, o el triple de lo inicialmente presupuestado. Son actuaciones normales. Y como pasó en la ampliación del Canal de Panamá. La autoridad de aquel país no entendía que si la empresa española, Sacyr, se había adjudicado la construcción ahora pasara una nueva factura de mil seiscientos millones de dólares de imprevistos.
Me temo que la decisión de Pedro Sánchez sea el anticipo del escándalo que oculta el famoso tranvía de Parla. Porque después del culebrón de los famosos "ERES" en Andalucía. Después del fraude en cursos de formación en Andalucía que están llevando a decenas de socialistas a pasar por los calabozos policiales, después de la podredumbre que todo lo anega, pues Pedro Sánchez ha dado un puñetazo en la mesa. Precisamente en la mesa del centro de poder socialista más importante de España. Sí, más que Andalucía. Porque Madrid es mucho Madrid. Y si Tomás Gómez y su candidato a la alcaldía, el profesor de economía y conocido tertuliano, Antonio Miguel Carmona, ganan en la capital, pues el reflejo en el resto de la piel de toro es inmediata.
Me temo que tras la decisión de Pedro Sánchez vendrán los dimes y diretes dentro del propio aparato socialista. En las próximas elecciones se juegan muchos cargos, y eso de dejar de pisar moqueta no mola. Y lucharán con uñas y dientes para asegurarse los primeros puestos en las listas, porque ya saben que muchos quedarán en el camino. Y muchos de los que se queden sin moqueta no tienen oficio ni beneficio conocido y puede que hasta se les vea, en el futuro, en las colas del paro. Una pena, pero parece que asistimos a uno de los últimos coletazos del socialismo. El pesoe, tal como lo conocíamos en tiempos de Felipe González, y que Rodríguez Zapatero se encargó de liquidarlo, está a punto de su desmembración, como Izquierda Unida.
A Rajoy se le aparece la Vírgen cuando menos se lo merece. ¿Entienden?