Joaquín Abad | Martes 31 de marzo de 2015
Los cientos, quizá miles, de casos que se van descubriendo en Cataluña nos dejan sabor a mafia. Sí, pura mafia. Parece que durante décadas, décadas del pujolismo, en Cataluña ha imperado, y quizá sigue imperando, un estado mafioso que todo lo controla.
Negocios, comisiones, gobiernos autonómicos, municipales, periódicos, revistas, televisiones y hasta editoriales de libros. Porque ahora que Pujol se ha quitado la careta, estamos sabiendo, estamos leyendo, muchas de esas prácticas mafiosas realizadas por un poder omnímodo que todo lo controla.
Ya sabíamos, no se oculta, que desde el gobierno de la Generalitat todos los periódicos catalanes, todos, recibían abultadas subvenciones para favorecer el independentismo frente a Madrid. Todos conocemos que en Cataluña las televisiones, todas, están al servicio del gobierno de Mas, antes de Pujol. Lo que no imaginábamos es que también las editoriales de libros no se atrevían a publicar novelas sobre la realidad del caso Pujol, por ejemplo.
Lo hemos descubierto hace apenas dos días en la presentación del libro Clave K, de Margarita Rivière, esa pedazo de periodista que falleció el domingo. La novela relata el affaire de Jordi Pujol, bajo otro nombre ficticio, desde su paso por Banca Catalana hasta los noventa. Fue precisamente hace 25 años, un cuarto de siglo, que la novela no se pudo publicar porque las editoriales no se atrevían. Pura mafia catalana. ¿Más claro?, ¿Más evidente?
Si, lectores. Cataluña es una isla, un país, pegado a Andorra, donde las presiones, las amenazas, las comisiones, y las prácticas mafiosas son el pan de cada día. Y me temo que sus habitantes, los catalanes, como en Sicilia, no se atreven a denunciar. Por miedo, o por cobardía. Que ambas actitudes pueden ir paralelas, y que con la complicidad de los sucesivos gobiernos de Madrid se ha permitido, durante muchas décadas, demasiadas. Y quizá se sigue permitiendo.
Siempre hemos sabido del tres por ciento. Siempre hemos sabido que el caso Banca Catalana se cerró en falso. Siempre hemos sabido que los medios informativos catalanes, como los andaluces, estaban subvencionados, comprados. Siempre hemos sabido que los Pujol eran unos sinvergüenzas...
Pues va siendo hora de que le pongamos nombres y apellidos reales al libro de la periodista Margarita Rivière. Va siendo hora de que se escriba la verdad de la mafia que gobierna Cataluña en todos los periódicos, también los catalanes... Va siendo hora de que alguien deje de proteger actitudes mafiosas como las que durante décadas se viven en Cataluña.