Joaquín Abad | Jueves 09 de julio de 2015
Chaves, Griñán, Zarrias... parece que no eran tan inocentes en el escándalo de los ERE de Andalucía. Han pasado nada menos que seis años desde que la juez Ayala abriera el sumario donde al final han acabado con cientos de detenciones de políticos, empresarios, sindicalistas, funcionarios... Y, después de que el propio Parlamento de Andalucía simulara una comisión de investigación para dar con los responsables y que, una vergüenza, dio por buena la actuación de Chaves y Griñán, los presidentes que al parecer desconocían que se desviaran miles de millones para pagar a empresas amigas.
Aquí viene a cuento la cita, de no se quien porque son muchos los que la repiten, lo de que si el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente. Y treinta años de poder del PSOE en Andalucía, ininterrumpido, son muchos años. Es mucha la corrupción que durante todo ese tiempo se conocía, se consentía y no se investigaba. Los empresarios de mi tierra, de Almería, estaban encantados con la llegada del pesoe: "Ahora sabemos cuanto hay que pagar y a quien. Por fin estos chicos han tarifado la corrupción", fue la frase lapidaria de un conocido constructor de hoteles, Miguel Rifá, durante una reunión del sector.
Efectivamente, luego conocimos de sobra los viajes de Fali Delgado acompañando al constructor de turno, en avión, a la sede de Ferraz donde se entregaban los cientos de miles, o los millones, para que alguien desbloqueara algún proyecto. En los años 90 el Juez del Supremo Marino Barbero imputó a altos cargos socialistas y al final alguno acabo cumpliendo condena, hasta que llegó Aznar a la Moncloa y empezaron los indultos. ¿O no?
Desde hace un año que el tema de los ERE estaban en la mesa de los jueces del Supremo, quien ha sido paciente y sin prisas ha estudiado el sumario que le envió la Juez Ayala. Desde el principio lo tenían muy claro. La postura de Chaves, la de Griñan, era infumable. Y como los jueces, sobre todo los del Supremo, son muy prudentes a la hora de tocarle los cojones a los poderosos, pues han ido pasito a pasito, para que nadie se moleste, y hasta que no se han celebrado las elecciones autonómicas andaluzas, adelantadas por la señora Díaz, no han inculpado a los expresidentes de la Junta y otros cargos.
La verdad es que es de agradecer, porque si el auto del Supremo se hubiera producido antes de las elecciones, quizá ahora Susana Díaz no presidiría la Junta. Imagino que a partir de ahora la cesta que la presidencia de la Junta envía todas las navidades a sus jueces amigos contenga, como mínimo, un buen jamón de Jabugo JJJ y sabrosas viandas. Hay que ser agradecidos, por supuesto. Y si entre navidad y navidad cae alguna invitación a conferencia, curso, congreso, por supuesto con gastos pagados y convenientemente remunerado, pues mejor que mejor. Un detalle, oiga.