Joaquín Abad | Jueves 09 de julio de 2015
Como decía José Bono, el ex ministro de Defensa, cuando le preguntaron en el dos mil uno que opinaba del Gal, "que cada palo aguante su vela", y que también repitió María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP sobre la corrupción en su partido, nos toca recordárselo a la troika europea. O a todos los que han dejado, prestado, dinero a los Griegos.
Ya caímos en una depresión económica motivado por las famosas subprime, créditos hipotecarios a personas que no podían devolver el dinero prestado. Aún así, las entidades bancarias se dedicaron a dar esos créditos de forma temeraria, provocando un caos económico que se llevó por delante muchas empresas, muchas entidades bancarias, y mucho dolor en familias que se vieron, de un día para otro, empobrecidas.
Y mucha culpa la tuvieron, aparte de las entidades reguladoras en cada país, como el Banco de España en nuestro caso, las famosas clasificadoras. Esas que un día te indicaban que era bueno invertir en tal entidad porque sus índices así lo aconsejaban y al día siguiente no sabían donde esconderse tras al batacazo en bolsa al descubrirse que todo era una pirámide de estafas.
Si las subprime fueron responsabilidad de banqueros y entidades calificadoras sin escrúpulos que se beneficiaron de las comisiones, a millones, por dar esos créditos, ahora tenemos el problema de que a Grecia se le han prestado, de una forma u otra, doscientos cincuenta mil millones de euros. Y los griegos se han dedicado a vivir sin dar palo al agua, con jubilaciones a los 55 años, un nivel de funcionarios desprovisto de lógica, gasto militar mayor que España, y mil y una picarescas.
El caso es que nunca debieron entrar en el club del euro. Y fue la auditora Deloitte quien certificó que cumplían los requisitos. Vamos, que el gobierno de Grecia pagó a Deloitte para que falseara las cuentas y diera un informe favorable.
Pues que cada palo aguante su vela, como bien describe José Gella Iturriaga en El Refranero del Mar (1944). Que las autoridades de esos créditos temerarios a Grecia entiendan que han tirado el dinero que nunca podrá ser devuelto. Que se pidan responsabilidades a los que decidieron prestar a la insolvente Grecia. Y que se pidan responsabilidades millonarias, incluso que se clausure y envíen a la cárcel a los responsables de Deloitte que falsearon a propósito la auditoría al país heleno para su entrada en el Euro.