''Se sucedieron tiroteos, amenazas de muerte, e incluso bombas. Llegaron a incendiar la rotativa'' dice abad. ''Yo soy de los que he dicho siempre que cuando la tecnología sea suficiente, el papel desaparecerá''.
Hace poco más de medio siglo, Almería veía nacer a uno de esos informadores que, gracias al paso del tiempo y a su completa dedicación a la profesión, hoy es recordado por muchos como aquel periodista combativo que, a pesar de sufrir en primera persona los gajes del oficio, nunca se rindió y siguió adelante a pesar de tener que soportar amenazas de muerte, tiroteos o incluso atentados. Joaquín abad acude a la cita tranquilo. A pesar de su apariencia normal, sus ojos esconden una vida llena de lo que hoy puede relatar como anécdotas, pero que en su momento, formaron parte de un conglomerado de situaciones que en sus más arduos momentos le condujeron inclusive hasta la cárcel, a pesar de tener la verdad de su mano. Los comienzos Abad afirma que empezó en esto del periodismo de forma casual cuando, estudiando bachiller, se encarga de la revista de su centro de estudios, Instituto exprés. Se desplaza de su Almería natal a la capital, donde estudia en la Escuela de Radiodifusión. Al concluir la carrera, hace prácticas en El Ideal de Granada, La voz de Almería y en el diario Arriba. De este último recuerda sus viajes por medio mundo, ya que se ocupaba de las cubrir las noticias internacionales. Tras un encontronazo con el que fuera su profesor de redacción periodística durante la carrera, el catedrático Miguel Ángel García Brera, comienza su andadura en el diario Alcázar hasta que el Diario de Avisos (periódico canario) precisa de él. Es en esta época en la que presencia y vive el accidente de Los Rodeos en Tenerife, donde murieron 583 personas y cuyas primeras instantáneas corrieron a su cuenta. Regreso al Alcázar y 23-F El Alcázar pide a abad que vuelva a su rotativa, y es, de regreso al periódico, cuando presencia uno de los mayores acontecimientos de la historia actual de nuestro país. Pilar Urbano ya le cita en su libro sobre el intento de Golpe de Estado como el periodista que recibió la misiva por parte de Tejero para comunicarla al país. Por su parte, Joaquín recuerda esa noche como si no hubiera pasado el tiempo: ``Era el jefe de reporteros del diario y no llevaba el tema político, aunque por aquel entonces sustituía a Tomás Bárbulo, que era uno de los cronistas de la Corte. Recuerdo que al comienzo de la noche muchas personas se fueron por voluntad propia, aunque llegada cierta hora, la guardia civil desalojó a todos los periodistas´´. Gracias al empeño de Joaquín por vivir esa noche en primera persona, logró quedarse en el Congreso camuflado entre los funcionarios del mismo, hasta que dos guardias civiles le pidieron que se identificase y le acompañaron hasta la puerta, donde topa con Tejero: ``Ya le había entrevistado por el Golpe Galaxia, por lo que me reconoció enseguida y volví dentro del Congreso. Me dirigí a la tribuna de prensa, donde puse la radio y escuché un boletín que nada tenía que ver con lo que estaba pasando dentro, por lo que Tejero pide verme y me solicita dar un comunicado de prensa. Tras la negativa del Alcázar, la agencia EFE y Europa Press me pidieron contrastar la información, así que pedí al mismo Tejero la noche de autos que se pusiera al teléfono. Así se difundió la misiva´´. A partir de este momento, Joaquín recuerda que la situación del periódico empeora. Nota una reacción en la profesión periodística en contra del periódico, por lo que decide desligarse del mismo y llevar a cabo una idea que ya tenía en mente, fundar y dirigir su propio periódico. Así nace el 28 de Julio de 1982 La Crónica de Almería. La Crónica de Almería y el Caso Asensio Inició el periódico con una línea editorial muy combativa: ``Nos llegaron a quemar la rotativa por meternos con la mafia, además destapamos un caso de tráfico de cocaína por parte de un comisario de antidroga, éramos punteros´´. Por esta época comienza a ser sonado el Caso Asensio, mafioso almeriense que inicia una campaña contra la rotativa tras ser publicadas declaraciones de varios de sus hijos, afirmando que su padre era un mafioso. Mientras, el propio Asensio se enfrentaba a una orden de detención por el posible homicidio de su mujer. Le ponen en libertad por falta de pruebas y se suceden una serie de atentados contra Joaquín y la rotativa: ``La propia Guardia Civil nos aconsejo seguir con la misma línea editorial en lo referente al caso, ya que se sucedieron tiroteos, amenazas de muerte, e incluso bombas. Llegaron a incendiar la rotativa´´. Cada vez que publicaban algo sobre el caso, sacaban la relación de los más de cien casos policiales que tenía Asensio pendientes y que nunca se llegaban a resolver: ``A Asensio lo detuvieron gracias a lo publicado por el periódico. Mató a uno de sus guardaespaldas, un belga que le fabricaba bombas, que quería confesar que tenía orden de quitarme la vida, ya que temía por la suya propia. Me comentaban que la discusión entre ambos es que el belga se negaba a matarme porque había niños de por medio´´. Entre tanto, el diario El Caso no pasaba por su mejor momento, por lo que abad entra como accionista hasta que dejo de ser rentable la rotativa y desapareció: ``El Caso no era un periódico que ganara dinero por publicidad, sino por venta. Otra de las razones de que dejásemos de publicarlo era porque en épocas anteriores, cualquier denuncia se llevaba a cabo en Madrid, pero por estos años, comienzan una serie de pleitos a lo largo y ancho de España, casi todos por vulnerar el derecho o el honor de un criminal, por lo que aunque ganábamos la práctica mayoría, las costas no nos eran devueltas al tratarse de delincuentes´´. Joaquín recuerda un gran cambio en la libertad de expresión en España: ``al entrar el PSOE en el gobierno empezamos a tener amenazas de huelga, querían incluso el periódico para ellos. Lo pasamos mal a causa de la política´´. Fin de la Crónica y nuevos proyectos Después de casi 6.000 números, La Crónica deja de publicarse, pero abad ya tenía en mente otro proyecto. Decide montar otro periódico con un socio en 1998, y sacan El Faro de Cartagena. Ya funcionando la rotativa del nuevo periódico, Joaquín se separa del socio y regresa a Madrid donde monta su propia empresa de internet, ya que veía que el futuro eran las publicaciones digitales: ``Yo soy de los que he dicho siempre que cuando la tecnología sea suficiente, el papel desaparecerá. Pusimos El Caso en internet para probar, ya que disponía de un editor de periódicos ya programado. A raíz de ello, me empezaron a solicitar diferentes medios de comunicación su publicación en internet´´. De esta manera nació la empresa Cibeles Group, de la que es su presidente ejecutivo y fundador: ``Fuimos los primeros en poner nuestros periódicos en las PDA. Poniendo directamente el dominio normal del diario, de forma automática, nuestro sistema genera desde cualquier dispositivo móvil, la adaptación de los periódicos al aparato´´. Muchas de sus publicaciones tienen formatos impresos, por lo que han desarrollado una versión que genera la imagen del propio periódico para poder verlo de forma que parezca el periódico tradicional de papel. En la actualidad Actualmente, Cibeles tiene a su cargo más de 200 publicaciones que mantienen un equipo de profesionales repartidos en sedes de diversos países como EE.UU, Argentina o España. Aquel joven periodista, combativo, luchador, que emergió de la provincia de Almería en busca de la verdad, es hoy día componente de la AEEPP (Asociación Española de Publicaciones) y presidente de la Asociación Española de Publicaciones Digitales. Siempre adelantado a su época, puntero, su trayectoria hace rememorar el verdadero espíritu periodístico que todo comunicador debería de tener presente hoy día.