OPINIÓN

Y de lo mío, qué

Joaquín Abad | Martes 10 de junio de 2014
Esa frase que se le viene atribuyendo al Rey Juan Carlos, "y de lo mío, qué", cuando acompaña a ricos empresarios en misiones comerciales, o cuando una llamada de telefono de su majestad abre la puerta para un nuevo negocio... es la frase por la que muchos conocidos empresarios, como Juan Abelló, han manifestado que no quiere ser invitado a los saraos de Juan Carlos. No quiere pagar el sablazo que otros lo hacen encantados.

Es la frase por la que muchos conocidos empresarios, como Juan Abelló, han manifestado que no quiere ser invitado a los saraos de Juan Carlos. No quiere pagar el sablazo que otros lo hacen en cantados.

Pues esa frase, que en la década del ochenta la puso de moda el hermano de Alfonso Guerra, Juan, recibiendo a empresarios en la delegación de Gobierno mientras el casero, Tomás Azorín, miraba para otro lado, "y de lo mío qué" ha dejado se ser útil para forrarse en Andalucía. Porque desde hace años, Manuel Chaves y sus secuaces descubrieron que hay mil maneras de enriquecerse, por supuesto que con cuentas en paraísos fiscales, sin pedir sablazo. El que quiera cursos de formación, fraudulentos, con dineros de la Unión Europea, pues a pasar por caja. Porque lo que hacía Juan Guerra, o Iván, el hijo del presidente Chaves, por ejemplo, eran pecadillos veniales comparado con los miles de millones de euros que se vienen repartiendo desde hace años empresarios, sindicalistas, políticos, organizaciones empresariales... Parece que las partidas para cursos de formación han sido la cueva de Alí Ba Ba. Y en Andalucía esa cueva ha supuesto muchos miles de millones de euros que en lugar de crear riqueza, tejido empresarial, ha ido a parar a los bolsillos, a las cuentas opacas, de conocidos políticos y empresarios que han hecho posible el fraude.

Ahora vendrá la segunda parte. Y es que las autoridades europeas nos afearán la conducta y exigirán la devolución del fraude, ya que el dinero comunitario no es para que ciertos políticos y empresarios se embolsen su retiro dorado. En teoría era para fomentar el empleo.

Y en la patronal madrileña, donde acaba de ganar las elecciones de nuevo Arturo Fernández, otro asiduo a la Zarzuela, gracias a los votos de las empresas oficiales, está a punto de saltar otro fraude que anegará aún más una institución ya manchada por la sola presencia del actual presidente.