Joaquín Abad | Martes 10 de junio de 2014
Las nuevas noticias que van saliendo, todas, nos muestran una Andalucía totalmente podrida. Cuando no son los fraudes de los "eres", son los dos mil millones, casi nada, de fraude en cursos de formación que ahora investiga la policía, y que afectan a centenares de organismos, sindicatos, partidos que han colaborado en ese fraude para repartirse, durante años, esa millonada.
Está claro que el régimen andaluz, gobernando cómodamente durante más de treinta años, ha generado tal nivel de corrupción que va a ser muy, muy difícil que la sociedad entienda que se ha robado, que se ha dilapidado, que se han malgastado miles y miles de millones. Sí, miles de millones que en vez de crear riqueza ha beneficiado a miles de sinvergüenzas. Sinvergüenzas empresarios, sinvergüenzas políticos, sinvergüenzas ciudadanos que se han beneficiado de una política corrupta.
En Andalucía todos sabíamos que nadábamos en un lodazal de corrupción institucionalizada de la que era casi imposible salir. Durante los diecisiete años que me tocó vivir en Almería dirigiendo un diario local beligerante con el poder, desde 1.982, la corrupción, como me decía el empresario Miguel Rifá, se tarifó. "Ahora sabemos cuanto hay que pagar y a quien", fueron sus palabras textuales cuando en una reunión con empresarios de Asemapal comentábamos como había vivido la llegada de los socialistas tras la victoria de Felipe González un 28-O. "Estos chicos han tarifado la corrupción", fue la grabación que escuchaba incrédulo una y otra vez.
Porque en ese tramado corrupto que se puso en marcha tras las elecciones de 1982 todos participaban encantados. Los políticos porque se enriquecían con facilidad. Los empresarios porque sabían que a partir de ahora se conseguían favores políticos a cambio de una mordida concreta.
Pensaba que aquellos viajes de Pepe Soria acompañando al constructor almeriense de turno para depositar en Ferraz los millones acordados se había terminado tras la publicación en El Mundo, el de Pedro J., claro, de los escándalos Filesa, etc... Pero no, por lo menos no en Andalucía, donde los empresarios siguen entregando miles y miles de euros a políticos, incluso de Izquierda Unida, para engrasar el engranaje y que su empresa haga negocios con la Administración.
Está claro que esto no ha terminado y en unos meses desfilarán por los juzgados cientos de políticos, empresarios, sindicalistas que se lo han llevado... Pero no se preocupen, en Andalucía, región subvencionada, seguirán votando a los del régimen. Por supuesto que al señorito andaluz no. Votarán al pesoe, claro, a quién si no?