24/01/2003
Joaquín Abad | Martes 10 de junio de 2014
En Huesca, en el congreso que anualmente celebra bajo la marca “periodismo digital”, se ha puesto de manifiesto. Todos los responsables de las ediciones web de los grandes rotativos han mostrado su zozobra.
Su inquietud. Su miedo. Sí, miedo. Porque el pánico se está apoderando no sólo de los responsables de los medios electrónicos, ante la fiebre de poner freno a las pérdidas a cuenta de cobrar contenidos. Sino miedo de los propietarios de los periódicos tradicionales. Los grandes tienen miedo. Sí. Todos, desde las grandes empresas editoras de ABC, El Mundo, El País, hasta los regionales como el grupo Moll están mirando con lupa el fenómeno de internet que se une a la fiebre de la prensa diaria gratuita. Sí, los modelos Metro News y 20 Minutos que ya han dejado varios cadáveres en la vecina Francia y que se han posicionado en nuestra piel de toro con verdadero éxito.
Porque no sólo tienen enfrente a grandes multinacionales, sino que empresarios locales han imitado y están teniendo tanto éxito que la expansión de los diarios gratuitos no ha hecho más que empezar. De aquí al próximo verano se habrán duplicado las cabeceras y, vamos a ser claros, va en detrimento de los tradicionales diarios de pago. No es una hipótesis. Es una evidencia. Es ya una realidad. Hay proyectos en marcha para Andalucía, para el Levante, para Cataluña…
Y sobre el tema de las versiones de los periódicos tradicionales en la Red, en Internet, las opiniones que se han escuchado en el congreso han sido bastante desacertadas. Todos se han lamentado de la crisis publicitaria y los grandes han justificado el cobro de la edición web con argumentos variopintos. Y todos se resistían a la evidencia de lo que viene. La tecnología es imparable. Y por mucho que Miguel Angel Gozalo, colocado por el PP como Presidente de la Agencia EFE, haga de profeta con la especie de que el periódico de papel, el tradicional que se vente en el kiosco y que nos mancha las manos de tinta que contamina lo suyo, nunca desaparecerá porque es un placer leerlo en el desayuno, la realidad nos supera.
La realidad tecnológica, claro. Esa realidad que convertirá, durante un tiempo transitorio, a los kioscos en modernas y rápidas imprentas digitales donde el Miguel Angel Gozalo de turno saludará al malhumorado vendedor de fascículos, y le solicitará “las secciones de opinión de ABC, El País, La Razón, sociedad de El Mundo y finanzas de Cinco Días”. El kiosquero, convertido a la fuerza en experto impresor, cibernauta, etc, meterá el pedido en el PC y zas… En menos de veinte segundos le entrega un manojo de hojas, formato A3, A4, qué más da, encuadernadas para gozo y disfrute del tradicional lector de prensa escrita.
Sí, antes dije que durante un periodo transitorio, porque a los pocos años los kioscos de prensa no serán rentables dada la competencia atroz de los fabricantes de impresoras que nos habrán colocado en todos los domicilios verdaderos artilugios –impresoras rapidísimas- conectados a la nueva televisión-pc-digital, alta resolución, y claro, ya no será necesario ir al kiosco. El kiosco lo tenemos en casa.
Y además, será gratis.