20/10/2011
Joaquín Abad | Martes 10 de junio de 2014
Sabía de las excentricidades de ese hijo rebelde llamado Alberto Ruiz Gallardón, que un día sí y otro también aparece en los medios informativos por situaciones, cuando menos, reprobables en un personaje público de la derecha, a la que detesta, y de la que come, y abusa, desde que nació.
Todos los que tenemos memoria periodística recordamos muchas de sus actuaciones. Fue el instructor nombrado por Aznar para el escándalo de Palop, y como buen fiscal partidista, dio carpetazo al asunto. Eso selo agradecerá Aznar, y su club, de por vida. Ha tenido episodios faraónicos un día sí y otro también, endeudando hasta el extremo el ayuntamiento que preside con caprichos innecesarios, y menos en tiempos de crisis.
Ahora nos entramos por revelaciones de El Confidencial (elconfidencial.com) que desde tiempos de su presidencia de la Comunidad de Madrid tiene en nómina un mayordomo privado, pagado no de su bolsillo si no de las arcas públicas, para que le sirva el café y las comidas. Ahora lo tiene, con un sueldo de 3.150 euros mensuales, en el Palacio de la Cibeles y según nos cuentan, incluso cuando acude un catering a la Cibeles, no son los camareros normales quien le sirven al regidor, sino su propio mayordomo.
No entiendo que ha visto Rajoy en este sujeto cuyos actos le hielan la sangre a miles de ciudadanos votantes del pepé. A lo mejor se piensan que su figura es la responsable de barrer en el ayuntamiento de la capital, cuando quien barre son las siglas, no él.
Habrá que ir planteándose en votar a personas más consecuentes y menos derrochadoras, porque con manirrotos y virreyes no creo que Rajoy pueda enderezar la maltrecha economía española, donde en lugar de estado de bienestar se ha institucionalizado el estado del derroche.