OPINIÓN

La muerte de Gadafi

22/10/2011

Joaquín Abad | Martes 10 de junio de 2014
Ahora que ha muerto el dictador, el asesino, el terrorista, el sátrapa, a manos del pueblo al que amenazó, son muchas las voces que se levantan recriminando el tiro en la nuca tras su captura.

Son los mismos, como el juez Garzón, que entienden que la muerte en manos de los marines estadounidenses de Bin Laden fue una ejecución ilegal que va en contra de la legislación universal de Derechos Humanos, y bla, bla, bla…

Me parece que hacer un juicio, tanto a Bin Laden como a Gadafi, es un espectáculo innecesario y costoso. Es una forma de perder el tiempo, el dinero, y de que algunos abogados, como siempre, se forren a cuenta de un macro juicio con venta de derechos a televisiones y medios de masas. Antes, cuando no se podía ver en directo cómo los dictadores mataban, masacraban a los suyos, a lo mejor era necesario iniciar una investigación para depurar responsabilidades. Pero Gadafi ha matado en directo. Ha enviado a sus bombarderos contra la población y ha amenazado públicamente ante las cámaras a su propio pueblo. No se merece ningún juicio. Se merece, como hacía él, morir en directo, por muy cruel que parezca.

Los dictadores, los sátrapas que matan a su pueblo merecen morir por el propio pueblo del que han abusado. Poner ahora en duda la legitimidad de matar al que mata es una hipocresía o cuando menos de una ingenuidad que no tiene sentido ante la evidencia de lo evidente. ¿Alguien hubiera recriminado que alguna de sus víctimas le disparara un tiro en la nuca a Adolf Hitler?

Gadafi, como Bin Laden, no se merecen un juicio.