OPINIÓN

Vaca Muerta

19/04/2012

Joaquín Abad | Martes 10 de junio de 2014
La culpa es del hallazgo en Vaca Muerta. Al parecer, al conocerse la inmensa bolsa petrolífera bajo el suelo de la Patagonia, que situaría a Argentina en el tercer país del mundo en reservas, es el origen.

Es demasiado dinero, demasiada riqueza para que sea compartida precisamente con los de Repsol-YPF, a los que se les señala como miembros del cártel mundial que regula la extracción para que los precios sigan altos.

Los que argumentan que Argentina no tiene tecnología para explotar tamaño yacimiento sólo tiene que mirar otros países como Venezuela, donde el gorila rojo estaría encantado de ayudar a su colega la viuda Cristina Fernández. Hoy día ya se ha demostrado que la tecnología no es propiedad de unos pocos países. Los iraníes tienen en funcionamiento miles de centrifugadoras enriqueciendo uranio. Si se necesitan ingenieros, el mercado está sobrado. Si se requiere maquinaria extractora, Moscú, entre otros, se la proporciona encantado.

Ya sabemos que los porteños, y muchos argentinos trabajan, deciden, legislan, gobiernan, para el corto plazo. En esta ocasión el protegido de CFK, Kicillof, cerebro de la operación, lo planifica para el medio-largo plazo. Ya que si la jugada le sale bien, pues pondrá a la Argentina en un nivel envidiable no sólo de toda América, sino de muchos otros países del G-20.

Y lo que está claro, clarísimo, es que ni el gobierno de España, ni el de USA, ni ningún otro tomará medidas drásticas por la expropiación. Con la excusa de que detrás pueden ir otras empresas españolas ubicadas en ese país, todo se quedará en palabras.

En su día, hace nueve años, el marido de Cristina, presidente, se negó a pagar casi cien mil millones de dólares que le reclamaba el Fondo Monetario Internacional. Aquel robo, o no devolución de lo prestado, no ha tenido consecuencias. Como no lo va a tener la expropiación de YPF.