Y es que hace años, cuando no existían redes sociales, ni youtube, ni móviles con cámara, era más fácil pasar desapercibido. Me refiero a los padres de la patria. Sí, esos que viven como dios de los presupuestos generales del Estado.
Que viven como dios a costa de los millones de asalariados a los que se les esquilma la mitad del sueldo entre retenciones, iva y demás atracos legales, claro. Porque los ricos, los botines, los cortesanos, ya saben. Esos cotizan si acaso el 4 por ciento de su beneficio. Beneficio, después de que vuelquen a sus empresas sus suntuosos gastos de fincas, aviones, chóferes, comidas en restaurantes de lujo... Pues ahora es más fácil que gracias a las nuevas tecnologías en comunicación sepamos casi al instante si un político, un hermano de un político en ejercicio, un hijo de un ministro se da a la fuga después de un accidente automovilístico.
Hace años, antes de internet, esas noticias, si te enterabas, que no era tan sencillo, la debías preparar para su publicación en el periódico impreso. Y claro, antes de que entrara en diagramación recibías las mil llamadas de advertencia del partido pidiéndote el favor de que no se publicara, que no era vital, que ya te pagarían el favor por silenciar que a tal concejal lo habían sorprendido conduciendo ebrio, o que había sido detenido cuando le daba una soberana paliza a su esposa, o cuando el hermano del ministro visitaba alcaldes para que le adjudicaran una concesión.
Ahora, si al magistrado del Constitucional le sorprenden borracho y saltándose semáforos en rojo con su motocicleta, pues a los pocos minutos la noticia recorre las redes sociales y no hay dios que evite que en las ediciones digitales de los periódicos esté colgada casi al instante de conocerse. Como le ha pasado a José Ruiz, nada menos que segundo hijo del Ministro de Justicia, el controvertido Alberto Ruiz Gallardón. Los testigos del incidente manifiestan que parecía bebido, por eso quizá optó por la huida a casa de papá ministro donde los escoltas le cobijaron. Quizá se les puede acusar de falta de colaboración con la autoridad, a la que pertenecen...
El pepé está pagando que las nuevas tecnologías no perdonan. Y si no, que se lo digan al ministro Soria, ese que se ha plegado a las exigencias de las eléctricas castigando a los particulares que quieran ahorrar instalando placas solares en sus hogares... Si lo de su hermano en Canarias ya está en las redes, y aunque no llega a las prácticas de los cafelitos de Juan Guerra, pues habrá un antes y un después.
Y es que ahora la transparencia es más necesaria que nunca.