OPINIÓN

Los 10.000 aforados

Joaquín Abad | Lunes 23 de junio de 2014

Los cien mil hijos de San Luis lucharon en España, en 1823, a favor del absolutismo. Ahora, en pleno siglo XXI, no son cien mil, sino diez mil los hijos de San Luis aforados que siguen una especie de absolutismo.



;Es la ley del embudo. Ancho para mi, estrecho para los demás. Vamos que todos no somos iguales ante la Ley. Son diez mil desiguales, con privilegios de casta, y el resto de los españoles. ;

Ahora que el Rey ha abdicado y, a marchas forzadas, se le concede estatuto de aforado para tratar de frenar la media docena de pleitos, para empezar, a los que se enfrentará, la mayoría de hijos bastardos que quieren que se les reconozca su vinculación con Juan Carlos. Le seguirán otras denuncias por fraude a la hacienda pública por dineros evadidos en paraísos fiscales durante más de treinta años. También el Tribunal Supremo deberá dilucidar si acepta la demanda que un abogado de levante le ha interpuesto por su vinculación con el golpe del 23-F. Por eso las prisas por dejar cerrado ese hueco.
En el Supremo se amansarán los pleitos, que por eso sólo acceden los recomendados y todos los jueces quieren seguir con su status, coche oficial y darán carpetazo a los asuntos reales como se ha venido haciendo en otros casos.
Porque lo del aforamiento fue idea de Felipe González, que quiso evitar que las denuncias por corrupción que les iban a llover, dado que durante su mandato había tarifado el soborno, quedara en nada al elevarlo a un tribunal superior. En aquellos tiempos el Tribunal Supremo no estaba preparado para instruir causas penales. Y así fue que los socialistas se fueron de rositas en muchos escandalosos casos gracias al aforamiento.
Pues esos diez mil aforados, un escándalo, oiga, deberán hacerse el harakiri y dejarse de privilegios. Los tiempos cambian y si no cambian ellos, y se hacen mortales, como los demás, alguien acabará con ellos porque es una vergüenza que con una constitución que dice que todos somos iguales ante la ley haya nada menos que diez mil que no lo sean. Y todos can panchos.