Los últimos y precipitados viajes de Juan Carlos de Borbón, mientras era Rey de España, a los países árabes que nos suministran una buena cantidad de petróleo, parece que no han sido para beneficio de empresarios españoles que lo acompañaban.
No. Parece que la finalidad era atar el compromiso, una vez haya abdicado, de ese por ciento que los árabes le ingresan en cuentas de paraísos fiscales, como comisión por cada barril de petróleo que se vende a España, y que viene siendo habitual desde que el dictador Franco se lo permitió en el 1973. Y a fecha actual los entendidos cifran su fortuna en cientos de miles de millones de euros.
Porque como se comenta en mentideros oficiales, Juan Carlos tiene el proyecto de irse a vivir a un palacio de su propiedad en Mónaco con su última amante, la princesa Corinna Sayn-Wittgenstein, y necesita que le sigan transfiriendo el capital necesario para mantener el tren de vida una vez que el Estado Español deje de pagarle sus viajes, sus coches, sus yates... Una vez que el Estado Español deje de mantener sus palacios, sus pabellones de caza, y las viviendas de sus amantes. Porque la pareja deberán seguir viviendo a cuerpo de Rey, por supuesto, no faltaría mas. Y ya se sabe que muchos empresarios que han estado donando millonarias aportaciones a su fortuna, a cambio de su intermediación, pues dejarán de hacerlo. Últimamente algunos ya declinaban la invitación real para evitar el sablazo, como al parecer manifestaba Juan Abelló.
La pregunta que algunos se hacen es que si, tras el fallecimiento de Juan Carlos, el actual Rey Felipe será el beneficiario de las comisiones por petróleo, ingresadas por los dictadores árabes en cuentas secretas de paraísos fiscales. Esa es la cuestión.