Cuarenta escaños

 Lo acaba de decir nada menos que Felipe González, ese que se ha paseado varias veces con la comodidad de la mayoría absoluta por el reinado español, y que ahora los suyos le llaman "el abuelo cebolleta" y no le hacen ni caso. La deriva de la militancia socialista, que como ha demostrado la historia no es muy fiel, parece dividida. Parece que no entiende lo que pasa en Andalucía, parece que lo de Cataluña como que no lo digiere, y parece que en las próximas municipales van a empezar a perder concejalías, alcaldías y muchos, muchísimos, se quedarán sin el coche oficial y chófer, que eso mola mucho. Y claro, el que se ha acostumbrado, como muchísimos, a vivir a lo grande sin dar un palo al agua, pues empezarán los navajazos de quienes se quedan sin pisar moqueta.

Porque tras la marcha del Alfredo el químico, todo un charlatán de feria de pueblo, el pesoe no sabe como rehacerse. Porque los años de Zapatero no han dejado de pasar factura. Sus ocurrencias, sus frases grandilocuentes y las tonterías que decía en parlamentos internacionales han marcado al pesoe para toda una generación. Generación que no aceptaban a un Rubalcaba, cómplice del iluminado Zapatero, que dijera como se arreglaba España después de haberla arruinado.
Aunque quien de verdad tiene arruinada a España son los miles y miles de políticos que ahora viven como nunca, con sueldos y prebendas que ni se imaginaban, a costa del sufrido ciudadano que paga sus impuestos religiosamente porque Montoro se lo deduce directamente de la nómina. Si, mientras muchos políticos, como Elena Valenciano, como Rosa Díez, han estado haciéndose un fondo con baja cotización, una Sicav, en Luxemburgo, y cuando se descubre sólo dimite Willy Meyer.
Creo que Felipe ha sido muy generoso al prometerles cuarenta escaños en las próximas generales. Veremos si llegan a treinta.