Ahora que se especula que los reyes, Felipe y Letizia, han elegido el municipio de Agua Amarga para sus vacaciones, huyendo de la corte de Mallorca, va siendo hora que se difunda las bondades de ese pueblo perteneciente al municipio de Níjar y cercano a Carboneras, Almería.
Porque el común de los mortales españoles se habrá quedado frío con la noticia. Entre otras razones porque muy pocos, poquísimos saben de la existencia de Agua Amarga. Y muchísimos menos la conocen físicamente.
Está ubicada en la costa levantina, alejada de la autovía, y en un paraje desértico e inhóspito. A finales de los sesenta y principios de setenta, del siglo pasado, claro, fue descubierta por algunos artistas e intelectuales que se encontraron con una cala privilegiada, arena fina, aguas transparentes y difícil acceso. Muy importante para alejar al llamado turismo de la tortilla.
Algunos ricos se construyeron chalets de auténtico lujo y si hacía falta pagaban para que aquello no fuera descubierto y el turismo no lo arrasara. Pero la especulación también llegó y en la actualidad el centro del municipio, que apenas consta de una calle principal y pequeñas adyacentes, sufre todos los veranos la masiva llegada de los inquilinos, de clase media, de los apartamentos construidos casi a orilla de playa. Pasado el periodo estival Agua Amarga es un municipio casi fantasma.
Las razones de los nuevos reyes al elegir Agua Amarga más parece un símbolo de que quedan atrás las exhibiciones en yate y lujos en Mallorca, así como separarse, intencionadamente, de todo ese ejército de cortesanos que se pegaban a veranear junto a los reyes, a hacerles la ola, a ver si entre juerga y juerga hacían algún negocio. En Agua Amarga no hay lugar para cortesanos. Sencillamente porque no caben. Porque no hay hoteles de lujo donde hospedarse ni restaurantes de postín donde hacerse los encontradizos y acercarse a los nuevos reyes.
Inteligente elección la de Agua Amarga. Parece que Felipe y Letizia van a eliminar muchos vicios que durante casi cuarenta años han convivido en Zarzuela. No está nada mal.