Joaquín Abad | Miércoles 17 de septiembre de 2014
Qué pena que los españoles que se creen lo que les dicen por televisión y publican los diarios sostenidos por la corrupción no sepan la verdad.
Porque la verdad es que los empresarios de postín, los afamados, son intocables a pesar de que son unos delincuentes a los que el gobierno de turno, todos, pesoe, pepé, les tratan con guante blanco. Vamos que son delincuentes con cuello blanco, y con bula.
Desde el ochenta y cinco, si, hace casi treinta años, el gobierno de Felipe González tuvo informes de inteligencia donde se daban pelos y señales de las comisiones que los de la Generalitat, Pujol y sus políticos, exigían a cambio de poder hacer negocio en Cataluña. Uno tres por ciento, que denunció Maragall, y que según Carol Rovira era del cuatro por ciento. Pero por razones de estado, les han dejado robar, delinquir, durante treinta años. Y eso es complicidad... Imagino que Felipe González y sus ministros no se fueron del gobierno con las manos vacías, después de haber expropiado Rumasa y repartírsela entre todos.
Porque cuando algún juez intentó tramitar el sumario por cesiones de créditos al Santander, sentando en el banquillo a Emilio Botín, los resortes del poder se movieron a un muy alto nivel judicial para que aquello se diluyera. Y se diluyó y a partir de esa fecha don Emilio incluso bautizó como Doctrina Botín una sentencia del Supremo que decía digo donde siempre dijo Diego. Claro se trataba de que un delincuente con cuello blanco no se viera encarcelado...
Con otros delincuentes de cuello blanco, como los primos Albertos, divorciados de las hermanas Koplowitz tras descubrirse sus correspondientes amantes, que debían cumplir condena por estafa, se llegó hasta el Tribunal Constitucional, nada menos. Claro, se trataba de los amigos del Rey Juan Carlos...
El trato exquisito de la fiscalía en la declaración ante el Juez Ruz del hijo de Pujol ha sido toda una muestra del enjuague que el gobierno es capaz de orquestar por las llamadas razones de estado. A cambio de no hacer leña con el caso Pujol, a lo mejor Artur Mas da marcha atrás y se arruga lo suficiente para no poner en un compromiso serio al actual inquilino de La Moncloa.
No me extraña que los de Podemos obtengan cada vez más seguidores asqueados de los enjuagues de los poderosos. Poderosos que cotizan sus fortunas al 1 por ciento mientras al trabajador, al asalariado, se le saquea de forma desvergonzada. Siempre ha habido clases, claro.