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Casi igual

30/05/2003

Por Joaquín Abad
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martes 10 de junio de 2014, 12:58h
Después de la resaca electoral debería volver todo a la calma.
Debería porque nos hemos tragado unos mesecitos que a nadie recomiendo entre precampañas, huelgas, chapapote, pancartas contra la guerra, contra lo que sea. Ahora, después de comprobar que el electorado ha pasado ampliamente y ha votado lo de siempre, a pesar del esfuerzo de Llamazares-Zapatero, me temo que intentarán desgastar al Gobierno a cuenta de cualquier motivo. Ayer fue por el accidente del avión donde, qué mala suerte, murieron más de medio centenar de militares españoles que regresaban de una misión organizada por la OTAN. Se pide la cabeza de Federico Trillo insistentemente. Como si el ministro de Defensa fuera quien contratara chapuceramente los aviones para efectuar dichos traslados, y claro, seleccionara el más barato, el más defectuoso poniendo en peligro las vidas de quienes aceptan viajar en esas condiciones…
Hace más de un año que dos aviones acabaron con miles de vidas humanas, en unos minutos, derribando las emblemáticas Torres Gemelas y todavía no se conocen la cadena de dimisiones después de tan tremenda catástrofe. Todavía no ha dimitido, y nadie se lo ha pedido, ni el director de la CIA ni del FBI. Tampoco del Jefe de bomberos de Nueva York, que debía haber previsto como evacuar a los miles de ocupantes de un edificio de esas características.

Incluso en la etapa política anterior a la era de Aznar, desde el ochenta y dos, fueron muchos los altos cargos inculpados por los tribunales en diferentes delitos sin que nadie dimitiera… Aquel rosario de escándalos, donde eran encarcelados ex-ministros, Veras, y toda la cúpula del ministerio del Interior, se escapaba tras un espectacular robo a manos llenas el entonces director general de la Guardia Civil, encarcelaban a Mariano Rubio, máximo responsable del Banco de España… Aquellos años no hubo dimisiones en cadena, como era de esperar. De la etapa socialista sólo se conoce la de Asunción, cuando dijo tener controlado a Roldán, y la de Alfonso Guerra, a cuenta de los cafelitos de su hermano Juan en la Delegación de Gobierno de Andalucía, en tiempos de Tomás Azorín al frente de la entidad. Sí, aquel Delegado guerrista que confesó ante los periodistas que ellos, los socialistas, iban a meter a Jordi Pujol en la cárcel por el asunto de Banca Catalana. ¿Recuerdan?
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