Sí, porque los crímenes, los actos mafiosos, no sólo son patrimonio de los acomodados magistrados de la Audiencia Nacional, con escoltas, vehículos blindados y demás protección. No. Cuando Nicolás Poveda ejercía en los años noventa de titular del juzgado número 3 de Instrucción de Almería, durante bastante más de una década, esa ciudad era azotada por la mafia de un tal Juan Asensio Rodríguez, propietario no sólo de la totalidad de los cines de la ciudad y provincia, sino de innumerables negocios de prostitución, y quizá de la red de delincuentes organizada más importante y más temida de Andalucía. El jefe mafioso, que a comienzos del presente siglo fue hallado muerto en el ascensor de su domicilio con dos disparos en la cabeza, mantuvo décadas de miedo y terror en toda Almería.
Tenía cientos de antecedentes policiales por atropellos intencionados, palizas, etc..., que se empezaron a dar a conocer cuando en el ochenta y cinco fue detenido como único sospechoso del asesinato de ocho disparos por la espalda de su esposa, en pleno centro de la ciudad. Los testigos que por la noche le identificaron sin ninguna duda, a los dos días, ante el juez instructor dijeron que no estaban seguros y Asensio fue puesto en libertad por falta de pruebas.
Pues bien, Nicolás Poveda fue uno de los pocos jueces que se enfrentó al mafiosos en innumerables ocasiones y no dejaba que en su juzgado se dieran carpetazo los asuntos que tenían que ver con las actividades de esa mafia, que eran muchos. A comienzos del noventa la Guardia Civil, que no la Policía, lo detuvo por el asesinado de un belga, Cristian Poulín, miembro su banda, patrón de su yate incluso, que había fabricado explosivos para la mafia y regentaba un club de alterne propiedad del mafioso. Según consta en el sumario, lo mató después de pedirle explicaciones ya que le había adelantado unos veinte millones de las antiguas pesetas para la adquisición de goma-dos con la que debía fabricar un artefacto y matar al director, entonces, del diario La Crónica (un servidor) que no paraba de desvelar actividades del grupo mafioso.
Nicolás Poveda fue uno de los planificadores de la redada que acabó con el poder de dicha mafia. Después de ser condenado, mientras cumplía condena en la cárcel de Alcalá Meco, el periodista Jesús Quintero le entrevistó para el programa Cuerda de Presos. Durante la entrevista con Juan Asensio, éste, fuera de cámara, le confesó que tenía una lista de diez personas que había encargado que mataran en Almería. Entre ellas, sino la primera, estaba el ahora juez de la Audiencia Nacional Nicolás Poveda.
Y como hoy toca jueces y mafias, pues le contaré otra historia. Esta no aparece en las varias biografías que se han escrito de Baltasar Garzón, ahora apartado de la carrera judicial. Precisamente el famoso juzgado número tres de Almería también tuvo como titular a Baltasar Garzón a mediados y finales de los ochenta. En el ochenta y siete, estando Garzón de Guardia se presenta, en persona, Juan Asensio denunciando un presunto complot contra su persona en una supuesta reunión que se iba a celebrar en la vecina Motril, provincia de Granada.
Garzón se negó a tramitar la denuncia y le informó que se fuera a Motril a presentar la denuncia. El jefe mafioso, a gritos le agarró del cuello y le dijo que si no actuaba le mataría. Baltasar, con toda la firmeza le informó que quedaba detenido por atentado a la autoridad. Le ordenó al secretario que levantara acta de lo sucedido y los funcionarios se negaron a ser testigos de las amenazas, por lo que el juez tuvo que ponerlo en libertad sin cargos. Ese mismo día Garzón llegó llorando a su domicilio manifestando que había sido amenazado de muerte por el mafioso Juan Asensio. Enseguida movió sus amistades con el pesoe y el Consejo General del Poder judicial lo envió de inspector del mismo a Barcelona, hasta que su amigo Sebastián Auger, presidente de la institución, le habilitó una plaza en la Audiencia donde se hizo famoso...
Pasados unos años, cuando la Guardia Civil detiene a Juan Asensio, Baltasar se hace cargo de las diligencias por tratarse de organización mafiosa. Viajó a Almería, estableció los interrogatorios de todos los detenidos en el cuartel de la Guardia Civil en lugar del edificio judicial para evitar lo que todo el mundo sospechaba, aisló a los testigos, a la banda, y logró que el mafioso confesara su crimen. Una vez logrado, se inhibió en favor de la audiencia de Almería que lo condenó por homicidio. Nicolás Poveda parece que fue quien ideó la redada contra la banda, lo que le valió que el mafioso lo incluyera en la lista de personas que debían ser eliminadas.
A Juan Asensio, después de cumplir ocho años de condena, también se le concedió la libertad condicional y volvió a Almería, donde reanudó sus actividades mafiosas hasta que alguien le disparó dos tiros en la cabeza en el dos mil tres. Aclaración: Yo me encontraba en el Primer Congreso de Prensa Gratuita, que se celebraba en Valencia, cuando supe la feliz noticia.