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Una herencia de cine
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Una herencia de cine

lunes 05 de enero de 2015, 09:42h
Juan Asensio Rodríguez, el empresario almeriense asesinado
en febrero de 2008, tenía un patrimonio valorado en unos cien
millones de euros, que incluía cines, salas de ocio y espectáculos,
galerías comerciales y otros negocios.


En 1985, cuando tenía cincuenta y dos años, fue acusado del asesinato de su mujer,
acribillada a tiros durante los trámites de separación, pero se le
absolvió por falta de pruebas. Se cree que los cuatro hijos del
matrimonio se distanciaron de él a raíz de esta muerte y que
Asensio intentó desheredarlos.

Los hijos han estado pleiteando, primero con el padre hasta su
fallecimiento, por la parte de la herencia de su madre que les
correspondía, y después por la del propio padre. La Audiencia
Provincial de Almería ha resuelto un recurso sobre el reparo de
los bienes de la primera mujer del empresario, más de veinte años
después de su asesinato.

Pero años después del fallecimiento del empresario Juan
Asensio, asesinado en el portal de su domicilio el 6 de febrero de
2004, sus herederos aún continúan dirimiendo batallas jurídicas
por el reparo de sus bienes, Según publicó el rotativo El Almería,
en 2008 se hizo pública una sentencia que modificaba en parte la
disposición de la herencia de Juan Asensio que tenía enfrentada a
una parte de la familia con la otra.

Este conflictivo reparto tiene su origen en 1985, tras el
asesinato de la primera mujer del empresario, Ángeles García.

Desde entonces todo fue a peor. Esta es una herencia en que los
lazos de sangre acaban desangrando a las panes.

De! esparto al cine
Juan Asensio nació en 1933. «Hijo de Juanito el de Alhama
(Almería) y de María Rodríguez, se crió en una familia
acomodada que alimentó sin apuros a sus seis vástagos gracias al
entonces floreciente negocio del esparto almeriense. Pero, cuando
Juan alcanzó la adolescencia, el viejo Juanico empezó a cultivar la
querencia por la botella que acabaría llevándole a la muerte. Sobre
todo cuando Juanico se metió, en 195¿1, en el negocio de los
cines», según publicó El Mundo en junio de 20011.

Lo suyo era el espectáculo y fundó los cines Monumental, que
no funcionaron tan bien como era de desear. Además, Juan hijo,
con poco más de veinte años, dejó embarazada a su entonces
novia de dieciséis. Eran otras dos bocas que alimentar en el seno
de una familia que en aquellos momentos empezó a pasar apuros
económicos. Decisión drástica, Juan apostó por marcharse, como
otros muchos españoles en aquella década de los cincuenta, a
Brasil, a probar fortuna.

Allí trabajó como electricista, sin mucha suerte, Hasta que un
día de 1959 recibió en Brasil una carta de Juanico: «Hijo, si
Welves y te haces cargo de los negocios lo pongo todo a tu
nombre». Así es como lo recuerda Antonio, el segundo nieto de
Juanico, que aún no está muy seguro de si su padre mató a su
abuelo o solo se intentó aprovechar de unas circunstancias
favorables.

Porque Juanico, a los cuatro años de ceder la titularidad de
todos los negocios y posesiones familiares a su hijo, quiso
recuperar el mando, pero no fue posible. Juan Asensio, tras
aceptar la oferta de su padre, demostró una habilidad insólita para
cimentar el germen de una fortuna económica que a su
fallecimiento se estima en más de cien millones de euros.

En 1966, tras varios años demandando a su hijo para que le
devolviera lo que era suyo, Juanico apareció muerto en una
carretera. Según las investigaciones policiales, hay dos versiones
de aquel hecho. Una sostiene que Juanico estaba tirado en la calle,
como tantas otras veces tras sus habituales excesos alcohólicos, y
que cuando los hijos se acercaron a recogerlo lo encontraron
muerto.

La otra versión, que complementa la anterior, apunta a que
Juan quiso que su padre apoyara algo más, aunque estuviese ya de
cuerpo presente. Pensó en la indemnización por accidente, y
supuestamente compró al conductor de la ambulancia para que
pasara la nuera del vehículo sobre la cabeza de su malhadado
padre.

Desde aquella fecha hasta 1985 Juan Asensio aprovechó el
boom desarrollista de la España enfrascada en la Transición
democrática y consolidó su fortuna. En Almería era entonces muy
fácil hacer negocios. El turismo empezaba a convertirse en un
fenómeno económico en una provincia pobre y siempre
amenazada por el desierto. Los viejos cines Monumental dieron
paso a otros negocios. «Yo creo que mi padre, más que meterse
directamente en negocios sucios, lo que hacia era prestar el dinero
a un alto interés», sugiere Antonio Asensio hijo.

Tras la muerte a tiros de su madre, Ángeles García Dionis, en
1985, Antonio no dudó en acusar del asesinato a su propio padre.

Después de treinta y un años casados, Ángeles había pedido el
divorcio y la separación de bienes. Se hablaba ya entonces de una
fortuna que rondaba los 8.000 millones de pesetas. Y, además, ella
sabía que su marido mantenía relaciones con otra mujer, María
Dolores Roda. Ángeles fue acribillada por la espalda en el portal
de su casa.

Su marido fue el único sospechoso. Pero salió absuelto, a pesar
de que su amante reconoció que había lavado sangre en las ropas
de Juan Asensio y que lo había visto tirar al retrete varios
casquillos de bala. Los hechos los relata con todo lujo de detalles
el periodista Joaquín Abad, que entonces dirigía La Crónica de
Almería y que sufrió dos intentos de asesinato por parte de
presuntos sicarios contratados por Asensio. «En aquella época ya
funcionaba como un mafioso, con todo un entramado de gente de
la calle, de la política y de la policía que lo protegían».

El propio juez Baltasar Garzón intentó, desde la Audiencia
tunaNacional, relacionar a Asensio con operaciones de narcotráfico.

Sin éxito. Siempre había una cognada. Siempre acababa hablando
a su favor alguien que juraba por sus hijos no haber escuchado el
nombre de Juan Asensio en toda su vida, aunque antes lo hubiera
delatado. Y los testigos que una vez dijeron que le habían visto
tomar el café con el presunto capo cada tarde, se retractaban en la
segunda declaración.
«Se le dejó hacer y se convirtió en un intocable. En aquella
época, no se les daba mucha importancia a estos personajes. Eran
considerados más como benefactores que como delincuentes.

Traían riqueza, y esta es una provincia muy pobre. Pero de
aquellos polvos vienen estos lodos. ¿Sabes que cuando detuvieron
a Asensio en 1992 le incautaron un escáner de la policía?. Quien
habla es un agente veterano, ya retirado, que compartió servicio
con el Chino, un policía que abandonó el uniforme para
convenirse en guardaespaldas de Juan Asensio.

La vida de Asensio cambió de mmlo cuando se tropezó con
Giuseppe D'Amico en la década de los ochenta. El italiano había
desembarcado en Almería con más que suficientes conocimientos
sobre cómo se organiza una buena red criminal sustentada por
tapaderas legales, como eran las que tenía Asensio con sus cines y
sus negocios inmobiliarios. Una infraestructura perfecta para que
el italiano desplegara el operativo en tierras almerienses. A ello se
sumaba el hecho de que «una provincia turística, como esta, se
convierte en el paraíso de los que quieren blanquear. Yo creo que
este se vino a España para eso. Trabajó una temporada para sus
patrones italianos y luego se independizó. Pero esto no lo pongas.

Son todo suposiciones», especula el veterano policía.

Pero el asentamiento de estas familias criminales, que hasta la
muerte de Asensio se repartían la provincia, ha sido, según este
policía, causa directa de que en seis años la delincuencia en la
provincia se haya disparado. Entre 1996 y 2002, el número de
diligencias judiciales aumentó en un 70 por ciento. El doble que
en el resto de España, donde el crecimiento se situó en un 35,6 por
ciento.

En 1992 murió tiroteado otro socio suyo, el exmercenario
belga Christian Poulin. En esta ocasión Asensio no logró librarse.

Pasó siete años en la cárcel y, cumpliendo condena en Alcalá
Meco, parece que hizo amistad con Mario Conde. Se dice que fue
el protector de este en la prisión. En 1999 salió de la cárcel y
reanudó sus negocios con D'Amico, que continuaba,
supuestamente, relacionado con la camorra napolitana.

En noviembre de 2002 Juan José Asensio García, hijo de Juan
y de la difunta Ángeles, presentó una denuncia contra su padre,
ante la negativa de este a repartir entre los herederos la parte que
les correspondía por su madre.

Pero la muerte violenta acecha de nuevo a esta herencia y en
noviembre de 2003 fue tiroteado Manuel Lillo, contable de las
empresas de la familia, que acababa de denunciar a Asensio por
amenazas de muerte. En la denuncia aseguraba que su jefe le
había confesado que «había quitado de en medio a su mujer para
que no pillara nada de su patrimonio»,
AJ final, su peculiar manera de llevar los negocios se volvió
contra él. En la madrugada del 7 de febrero de 2004, unos
desconocidos le metieron dos balas en la cabeza_
Acusado de asesinar a SLI exesposa y encarcelado por matar a
su socio belga, el final de Juan Asensio, entonces con setenta y un
años de edad, no sorprendió a nadie en Almería. Recibió varios
impactos en la cabeza cuando se encontraba en el portal de su
casa. Uno de ellos fue centro y acabó con su vida al instante. La
policía sospecho entonces que el móvil fue un ajuste de cuentas
vinculado con su imperio empresarial. aunque tampoco descartó
el robo en sus atestados e informes.

El cuerpo fue encontrado de madrugada en el interior del
ascensor en el que pretendía subir hasta su domicilio. Por eso, los
agentes encargados de la investigación creen que el asesino fue
una persona conocida por el empresario, que pudo acceder sin
problema hasta el interior del portal del edificio
Juan Asensio era, cuando fue asesinado, propietario de la
empresa Sintagmo, que gestionaba todas las salas de cine en
Almería y la mayoría de Aguadulce y Granada, así como
cafeterías y negocios de vino. Su patrimonio estaba valorado en
varios miles de millones de las antiguas pesetas.

Pero la historia no acabó ahí, y los genes hacen de las suyas
entre los herederos. Ahora es el hijo el que supuestamente se ha
enfrentado con los allegados de su padre, con el resultado de otra
muerte más, precisamente la del hombre que más habría podido
revelar sobre los no muy claros negocios del patriarca asesinado.
«Antonio Bernabé Capel, el Chino, murió a manos del hijo
mayor de Juan Asensio», así titulaba La Voz de Almería, para dar
cuenta del suceso, Según el atestado policial, el hijo de Asensio
circulaba por la calle García Lorca de Almería cuando vio el
todoterreno que había sido de su padre conducido por su
hermanastro, Robezo López, y con el Chino como copiloto. EI
Chino, como testaferro del viejo Asensio, se había quedado con
una buena tajada del patrimonio al fallecer este. Según los
informes policiales, fue el provocador.

Nadie sabe por qué, pero el caso es que empezó a gritarle
«maricona a Juan José. Se enzarzaron en una pelea. Juan José
fue detenido con la cabeza abierta y media caz deformada. Pero
él disparó primero. Desde la muerte de su padre, había
frecuentado con más asiduidad las galerías de tiro. «Estoy
asustado. Me va a pasar algo», le decía constantemente a su
hermano Antonio.

Juan José Asensio fue condenado a cuatro años y medio de
cárcel por matar de tres disparos al exescolta de su padre, con el
que tenía una profunda enemistad, una acción que el juez atribuye
al pánico que le produjo el «aluvión de golpes» que recibió.

Además de la privación de liberad, Asensio tuvo que indemnizar
con 150.000 euros a las hijas de su víctima y con 20.000 euros a
los padres del fallecido.

Antonio fue el único varón de los hermanos Asensio que se
estableció por su cuenta. Ahora puede ser el heredero de una
enorme fortuna. Tiene una tienda de ropa para niños, donde,
casualidades de la vida, abundan las pistolas, pero de plástico, que
hacen las delicias de los pequeños.

Familia multipolar
La familia dejada por Juan Asensio es multipolar. Varias
mujeres, relaciones sentimentales múltiples e hijos no
reconocidos. Tuvo cinco hijos con su primera mujer, Ángeles
Garcia Dionis: Rosa María, Ángeles, Dolores, Juan José y
Antonio. De su segundo matrimonio con María Josefa Nacho tuvo
un hijo, Antonio, y no reconocidos aparecen otros dos más, Diego
Fernández y Francisco Cristóbal. A ellos se suma que Juan
mantuvo durante tiempo una relación sentimental con María
Dolores Roda.

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Esa relación multipolar ha provocado que a la hora de heredar
se multiplique el número de candidatos. Está claro que Rosa
María, Ángeles, Dolores, Juan José y Antonio Asensio Garcia,
todos ellos hijos de Juan y su primera mujer, están en la primera
linea de salida.

De juzgado en juzgado
La disputa entre los herederos de Juan Asensio comienza con
la presentación de solicitud de partición judicial de su herencia
realizada por María Josefa Nashe, su segunda mujer. En la misma
se identificaba como herederos a Rosa María, Ángeles, Dolores,
Juan José y Antonio Asensio García, todos ellos hijos de Juan, así
como Diego Fernández y Francisco Cristóbal, quienes mantenían
en esos instantes sendos litigios sobre el reconocimiento de
paternidad.

El juzgado abrió el procedimiento para la formación de
inventario, momento en el cual se planteó una controversia sobre
los bienes a incluir. La principal discrepancia recaía sobre la
inclusión o no en el reparto de las sociedades Cortijo Ubrique S.L.

y Cinema 2000, así como una finca propiedad del empresario, que
figuraba a nombre de un tercero.

La consideración de estos y otros bienes de la herencia del
matrimonio como gananciales era sostenida por una paje de los
herederos del empresario. quienes han mantenido siempre que en
la relación de bienes de Juan Asensio existían determinadas panes
que deberían ser consideradas como tales, por lo que
determinarían un nuevo reparto de los mismos.

Durante la celebración de las vistas en la Audiencia de Almería
se aportó la escritura pública de renuncia que uno de los hijos del
empresario, Antonio Asensio, realizó en octubre de 1989 «a todos
los derechos que le pudieran corresponder en la herencia de su
madre en favor de su padre», según se cita en el fallo de la
sentencia 758/07 que publicó el diario El Almería,
Lo cieno es que al fallecimiento de Juan Asensio debería
haberse procedido a la liquidación de la sociedad de gananciales,
algo que no se realizó, por lo que «mientras no se proceda a la
misma, no se podrá determinar el caudal hereditario», y ello llevó
al Juzgado de Primera Instancia número G de los de Almería a
desestimar la pretensión de una de sus hijas Contra el resto de sus
hermanos. Dicho fallo fue posteriormente confirmado en
apelación.

Sobre la mesa quedó, así, uno de los asuntos que más ha dado
que hablar desde la muerte del empresario e incluso desde el
asesinato de su madre. Estos dos fallos judiciales pueden alterar la
representación que los «herederos tienen en el teatro Cervantes,
verdadera joya de los bienes que poseía el empresario y lugar
desde el que regresaba a casa cuando dos tiros acabaron con su
vida en el portal, después de haber recogido la recaudación de la
jornada.

Solo un hilo de sangre
El reparo de una herencia tasada en unos cien millones de
euros, que incluye cines, centros comerciales, bares, diversas
propiedades y el dinero en metálico, que va apane, no resultará
fácil, ni aun con la intervención de la Justicia.

Tan solo un hilo de sangre, y a veces ni eso, los une a todos. Es
la sangre de Juan Asensio y sus relaciones matrimoniales, o las
registradas fuera del matrimonio, muchas de las cuales han dejado
herederos. Ese es el dilema al que se enfrentan los jueces.
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