miércoles 29 de octubre de 2014, 10:54h
Esto es horroroso. Sólo se habla de corrupción, de tarjetas sin justificar que usan consejeros de cajas de ahorros intervenidas, fraude de ayudas en Andalucía, políticos detenidos, sindicalistas detenidos, empresarios detenidos... No es hora de pedir perdón, señor Rajoy.
No es hora de lamentarse por confiar en personas poco dignas. No. Es hora de ser valiente y, apoyado en esa mayoría que cree ostentar, legislar raudo y veloz contra todas estas actitudes. Es la hora de los valientes. De decisiones valientes. De actitudes valientes y dejar de ver cómo el barco de la democracia se hunde por culpa de políticos sinvergüenzas y sin escrúpulos.
Si de verdad quiere salvar la democracia, que está en peligro por culpa de gobiernos como el suyo, debe dar un golpe de gracia a toda esa podredumbre que está instalada en todos, todos los partidos. Está instalada en todas, en todas las administraciones públicas. Está instalada en todos los sindicatos de clase que han robado el dinero de las ayudas en lugar de utilizarlas para crear empleo. No debe pasar ni un día más sin que los cerebritos de la Moncloa le proporcionen una batería de propuestas, a presentar en el parlamento con carácter de urgencia, y poner freno a tanto descrédito. Y por supuesto, debe legislar para eliminar las puertas giratorias, los retiros vitalicios millonarios como el de Ruiz Gallardón, que apestan por sí solos.
Aunque me temo que, desgraciadamente no cuenta con el equipo que quiera dar ese puñetazo en la mesa. Entre otras cosas, porque ese equipo que vive en Moncloa goza de privilegios inconfesables a los que no quiere renunciar. Están muy contentos en la creencia de que cuando pierdan las próximas elecciones, que las perderán, seguro, serán recolocados en algún cargo público vitalicio, en algún consejo de administración millonariamente remunerado a cambio de asistir una vez al mes a una aburrida reunión, como se quejaba Felipe González. Sí, un González que pasó de ser descamisado socialista a millonario jubilado con yate y propiedades y edificios en América...
Y esto tiene toda la pinta de que va a acabar mal. Muy mal. Si, tiene toda la pinta de que Rajoy se enrocará, con su niña de la Moncloa y verá, fumándose un puro, el fin del bipartidismo que durante treinta años se han repartido el poder, el dinero y los puestos vitalicios en cargos a costa de todos. De todos los que van a dejar de votarles, claro.