La energía
22/10/2004
martes 10 de junio de 2014, 12:58h
La que se nos viene encima, y nosotros con gestos… Ya nos dicen los expertos en temas económicos que vayamos olvidando la época de llenar el depósito de combustible por sesenta euros.
Que tal como se está desarrollando el equilibrio en la producción de petróleo a nivel mundial el oro negro será un producto caro en su extracción, caro en su distribución y caro en las estaciones de servicio. Las energías alternativas son todavía una muy mínima parte de lo que una sociedad consume y la cultura de ahorro, del vehículo que gaste menos, no será suficiente.
Y el problema es el efecto dominó que lleva consigo. Como los precios del petróleo no van a bajar, el encarecimiento de los costes del transporte no tardará en producirse… La subida del precio de los productos en cuya elaboración la energía sea un factor importante, se dispararán… Y no digamos el papel. Sobre todo el papel prensa, en cuya fabricación es tan determinante para su precio. Esperemos que para cuando se adecue el precio la Philips ya esté fabricando esa pantalla enrollable cuya patente compró hace años con la promesa de que en el futuro inmediato leeríamos la prensa en su pantalla que cargaríamos con el móvil previamente.
Parece que este ciclo que hemos empezado con gestos y demás señales sea el comienzo de una era con más energías alternativas que disminuyan la polución que nos mata poco a poco. Esperemos que la pila de energía se instale masivamente en todos los vehículos y circulemos movidos por metanol en lugar del oro negro que hace ricos a esos árabes que nos tienen en jaque con sus armas, sus terroristas, sus imanes… El problema es, como siempre, la transición. Hasta que el mercado se estabilice, habrá años negros para la economía. Caídas de la Bolsa, de la construcción, de la venta de vehículos, de todo.
Y como está de moda lo de Rafael Vera, no me resisto a opinar que me parece una barbaridad que servidores del Estado den con sus huesos en la cárcel por asuntos económicos no del todo probados. Cuando en realidad quienes roban en este país son los banqueros y los especuladores del suelo. Esos apenas pisan la cárcel, y si lo hacen es porque se meten en política, claro.