Una intervención anunciada
23/07/2012
martes 10 de junio de 2014, 12:58h
Ha tenido que ser una autonomía gobernada con soberbia por hombres del pepé los que, tras solicitar su rescate, pusiera al gobierno de España al pié de los caballos.
Porque ya sabemos que hay comunidades tanto o peor que la de Valencia, como Castilla La Mancha o Cataluña, esta última tomando medidas impopulares desde que los convergentes recuperaron el poder. Pero Valencia, donde continúa la bochornosa actuación de un Camps que dilapidó, se corrompió y dimitió, ha sido la primera en tirar la toalla. Han sido años en los que la política suicida de gasto, gasto y subvenciones fue adquiriendo papeletas para lo que ahora nos toca. Pagar, en un plazo muy breve, lo que durante los ocho años de Zapatero nos gastamos sin tenerlo.
El anterior presidente se marchó de rositas y no quiso repetir para evitar sufrir como su país era intervenido por su mala política, por su ceguera, por su testarudez... Y le dio el caramelo envenenado a la derecha de Rajoy, con un Rubalcaba faltón, trilero, con unos sindicatos subvencionados que a la mínima incendiarían la calle contra los necesarios recortes. Y encima, con una ministra de Economía, Elena Salgado, que mintió en el déficit que entregaba al entrante.
Pues como nos van a intervenir, si o si, porque esto no se arregla ya ni aunque las autonomías tiren la toalla y devuelvan al Estado sus competencias, pues lo justo hubiera sido que, como en el refrán, el que rompe paga. Y en honor de la verdad quien rompió las reglas y la lió, no fue Rajoy. Fue Zapatero. Zapatero debería haber continuado de Presidente y ser él quien pasara el bochorno de ser intervenido. Se lo merece.