Al año gozamos de doce festivos, aparte de los cincuenta y dos fines de semana, y del mes de vacaciones anuales que todo trabajador tiene derecho. Quien en España tenga el privilegio de tener un trabajo remunerado sabe que tendrá libres 146 días al año. El problema es que parece que los andaluces siempre estamos de fiesta. Cuando no es la feria de Abril, es la de mayo... el caso es que varias veces me ha tocado hacer gestiones en esa capital y la sensación es que había poco trabajo y cuando trabajaban estaban pendientes de lo que iban a hacer el fin de semana o en la feria. Es la sensación, que por supuesto, es muy personal e intransferible y que no la he sentido las veces, que por razones de trabajo, visito Barcelona, por poner un ejemplo, o el País Vasco. En toda Cataluña parece que durante la semana el trabajo es sagrado y eso se nota. Por mucho que se ofendan los andaluces -yo lo soy y tengo que reconocer sus defectos- alguien tiene que decir que en esa región donde el paro supera a toda la piel de toro, que algo de culpa tiene que tener esa filosofía de intentar no dar golpe. Y si alguien te enchufa en un puesto pagado por la Junta, pues mejor. Porque a lo mejor cobrarás de por vida trabajando sólo un poquito. El clientelismo en esa tierra es de vergüenza. Por eso es muy difícil que gobierne otro partido que no sea el pesoe que ha anegado de corrupción desde que Juan Guerra instaló su despachito en la Delegación de Gobierno para recibir a empresario y hacer favores sólo porque era el hermano del vicepresidente del gobierno de Felipe González. Me parece perfecto que se explote la Feria de Sevilla y sea un polo de atracción turística, como pueden ser los San Fermines en Pamplona. Pero algo habrá que hacer para que aparte de fiestas los sevillanos encuentren un trabajo estable. En eso ha fracasado Chaves, Griñán y la que venga. Aunque me temo que la pobreza, el paro, la subvención, les conviene a ciertos políticos para seguir pisando moqueta.