Y auténtica porque el país de Montesquieu conserva, con independencia, cada uno de los tres poderes que escribió en "El espíritu de las Leyes", y desde 1789 La declaración francesa de los derechos del hombre y del ciudadano están vigentes. Osea, que en el país vecino, desde el siglo XVIII rigen tres poderes independientes: El Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.
En España, desde que llegaron los socialistas, se encargaron de matar a Montesquieu de nuestra constitución. Lo dijo el entonces vicepresidente Alfonso Guerra alto y claro en el 1985 cuando se reformó la Ley del Poder Judicial, gracias a su mayoría absoluta. Desde entonces, los jueces han sido gobernados por un Poder Judicial politizado, con cuotas de los diferentes partidos y hemos asistido periódicamente a los nombramientos de cuotas en el Supremo, en el Constitucional según el partido que gobernaba. Ningún magistrado que tuviera vocación de ascender se atrevía a enjuiciar casos de corrupción de políticos en el poder. Y los que lo hicieron, fueron auténticos héroes que constantemente se veían torpedeados por la fiscalía e incluso por medios de comunicación afines al poder, claro.
No me imagino a Felipe González, o a Barrionuevo detenido por la policía e interrogado como a cualquier otro ciudadano. No como ahora, que como aforados sólo declaran ante el Tribunal Supremo y no detenidos por la policía, sino que contestan por escrito a lo que el Juez les tiene que preguntar. Una pantomima de justicia que demuestra que en esta España del siglo XXI hay dos justicias. Una para poderosos, políticos y reyes y otra para el resto.
Pues qué quiere que les diga. Que lo de expresidente francés Nicolás Sarkozy me parece un ejemplo que ya me gustaría verlo en España, donde cada día nos desayunamos con nuevos casos de corrupción política y que la mayoría se quedan en eternos trámites judiciales. Cuando no se les da carpetazo.