Despidos a la italiana
06/12/2007
martes 10 de junio de 2014, 12:58h
Y es que este Zapatero me recuerda cada vez más a Javier de la Rosa.
Si, en sus tiempos, cuando el antiguo jefe del ex ministro Piqué mandaba en empresas que repartían maletines a los políticos en nómina, antes de que el entonces ministro de Defensa Narcís Serra echara a los sabuesos del Cesid tras la estela irregular de ese comisionista de nueve ceros –antiguas pesetas, claro- don Javier despedía a sus directores generales “a la italiana”. Les invitaba a un almuerzo donde les sorprendía agradeciéndole los servicios prestados.
Y es que este Zapatero o los manda al Vaticano a que sigan haciendo oración a ver si el de arriba se apiada de sus pecadillos con los de la Eta, o como le ha hecho al pobre Marín, que ha conocido por la boca de Pepe Bono su jubilación. Con Rodríguez Ibarra no sabemos si empleó la cicuta para que el corazón le diera tantos sustos al extremeño que al final tiró la toalla y dejó de ser el pepito grillo del club socialista.
Se ve que este Presidente ejerce como un auténtico capo. A la siciliana, si alguien discrepa de sus métodos, pues como estaría muy feo utilizar la recortada, sobre todo porque hay mucha prensa que no logra controlar, pues al silencio eterno. Hasta ahora el único que le ha salido algo bromista es precisamente Pepe Bono, que no cierra la boca y desde que dejó el ministerio que maneja los servicios secretos del país ha puesto en evidencia algunas políticas dudosas de Zapatero. Veremos qué pasa si las próximas las gana Rajoy. Tantos jabalíes heridos por un mismo personaje pueden dejarlo tocado de por vida. Las guerras, las batallas, dejan cicatrices. Y es malo ganar la batalla a consta de exterminar al enemigo, porque eso de gobernar un país arrasado tiene poco atractivo, incluso para un lunático caprichoso. ¿Verdad?