¿Cómo creen si no que un personaje con tan poco carisma se mantiene como conductor en los sucesivos gobiernos del pesoe?

Rubalcaba siempre ha contado con toda una trama de espías que le tenían, le tienen, informado de todo lo que pasa en casa ajena y en casa propia. Por eso no hay político que se le resista a sus grabaciones. Decían en tiempos de Franco que el periodista Emilio Romero tenía poder gracias a sus archivos, de asuntos que no publicaba. Pues bien, este Alfredo Pérez Rubalcaba siempre ha tenido a una cúpula de Interior elaborando dossieres de propios y extraños, para tocar las teclas adecuadas en el momento que le venga bien.

Aquellas grabaciones masivas que en tiempos de Felipe González le costó el cargo al entonces director general del CESID, Manglano, han servido para seguir haciéndolas, pero con otros métodos y mejor tecnología. Los de Interior, los que espían para el químico, le hicieron el gran favor tras los atentados del 11-M que don Alfredo supo utilizar para dar la vuelta a las elecciones.

Eso de espiar frente a la sede del pepé no es nada nuevo. Siempre se ha hecho. Igual que se viene haciendo a personajes destacados de la política, de la empresa, de la patronal, sindical. La información es poder. Y el poder de Rubalcaba es inmenso.