Claro, a cambio de recibir todos los años, todos, subvenciones millonarias. Millones de millones a La Vanguardia, a El Periódico y a cientos de periódicos on-line para que callen.

Pero lo que no me podía imaginar era que los Pujol eran una mafia, estilo napolitana, marsellesa o lo que sea. El párrafo de Salvador Sostres en El Mundo, contando como se enterró el caso Banca Catalana no tiene desperdicio: "Piqué Vidal hizo una lista de los 41 magistrados de la Audiencia de Barcelona que tenían que decidir si procesaban o no a Pujol y visitó uno a uno a los que calculaba que estaban más dispuestos a dejarse convencer. Y a cada uno de ellos les hizo una oferta que no pudieron rechazar. No una oferta genérica, sino perfectamente personalizada: ayudas al hijo yonqui, el puesto de trabajo de la esposa con problemas, ayudas económicas para las situaciones desesperadas, etcétera. Todo ello, naturalmente, con cargo al erario público. Un día antes de la votación, en 1986, Piqué Vidal estuvo en condiciones de anunciarle a Pujol: 'Presidente, ganaréis por 33 a ocho', que fue exactamente el resultado de la votación del día siguiente".

Vamos que hay que quitarse la venda de una vez por todas. En ese territorio campean prácticas nada democráticas. Nada transparentes. Se practica la presión, la mentira, la amenaza, el soborno. Tenemos a un partido que quiere gobernar de nuevo con su sede, entre otras cosas, embargada por casos de corrupción...

Arturo Mas y los de CiU quieren la independencia para que sus asuntos, que son muchos y muy gordos, no se juzguen en el Tribunal Supremo de España. Quieren, como en el caso Banca Catalana, que otro Piqué Vidal -este creo que sigue en la cárcel por otros temas- toque a sus magistrados y no pase nada. Un asco.