Un día normal, y sin haber digerido aún la salida de Pedro J. de El Mundo, otro gran diario mueve ficha en su dirección para hacer frente a su crisis. Lo peor de todo no es la situación en sí, pues Javier Moreno no ha sido relevado por un cualquiera, ya que se trata del mismísimo Antonio Caño, quien su sed de poder la había llevado a ser subdirector de El País, corresponsal jefe en Washington y responsable de la edición americana del periódico. Lo peor de todo, para variar, han sido las formas. Días antes de hacerse oficial la noticia, varios periodistas recibían en sus bandejas de entrada futuros planes de acción del periódico de Prisa. Algo dentro de lo normal, si no hubiese sido porque el correo electrónico se refería a un nuevo cabeza de manada.

Empezar un mandato pidiendo disculpas deja mucho que desear, ya sea en política, en una empresa o en una simple escuela. Si un profesor de colegio, el primer día de clase, cometiese el más mínimo error, quedaría marcado para el resto del año por sus alumnos. Si esto lo extrapolamos a un barco que se encuentra a la deriva, y a unos lectores que se dispersan cada vez más por el mundo cibernético, no me quiero imaginar lo que le espera a uno de los líderes de ventas de los quioscos.

Aunque el relevo no se hará efectivo hasta mayo, un poco pagado de sí mismo Moreno se ha despedido a través de Twitter, tal y como hiciese su homónimo en el El Mundo, asegurando que "ha sido un privilegio dirigir El País durante ocho años", y dando las gracias "a todos los que me habéis ayudado a hacerlo". Parece que olvida que, durante su dirección, el periódico ha dejado de vender más de la mitad de sus ejemplares diarios.

Además, no podemos olvidarnos del ERE que se llevó por delante a 129 profesionales, que no perdonan a Moreno su falta de tacto y su cada vez menor solvencia en los últimos meses para afrontar la situación del medio.

Hugos Chávez aparte, pasemos a lo que más les gusta a los lectores y a la sociedad en general: los culebrones. Si con Pedro J. asistimos a toda una serie de historias propias del guión del omnipresente programa 'Sálvame', la salida de Moreno no iba a ser menos. Y es que resulta que el entonces corresponsal del diario en Washington podría haberse encontrado con Mariano Rajoy durante su visita a Obama. ¿Que qué tiene de malo? Pues que nuestro gallego del alma también viajó a Roma poco antes de que cayese el director de El Mundo.

Sí. Algo enrevesado pero, ¿es este otro cuidado movimiento del mandatario del Partido Popular por quitarse del medio a sus rivales? De todos es sabido que el partido que ahora regenta el poder en nuestro país está tocado, aunque no hundido. Sin embargo, las manos negras parecen estar presentes en cada uno de los cambios políticos y sociales que acechan nuestras vidas.

¿Estará el cuarto poder en el punto de mira de Mariano? Rumores o no, todo apunta a que esta vez, sí ha habido un relevo a la gallega.