No se si Felipe, y los de su partido, como cuando a finales de 1980 y comienzos del 81 conspiraron con el general Alfonso Armada para echar a Adolfo Suárez y aceptar un gobierno de concentración donde el propio Felipe figuraba como vicepresidente, han vuelto a reunirse en Zarzuela con Juan Carlos. Pero parece que las perspectivas de que tras el desaguisado de Zapatero y los sucesivos escándalos de corrupción, el pesoe deje de ser una opción razonable para los jóvenes que cada cuatro años acceden al derecho a votar. Y los jóvenes no recuerdan la historia, sólo leen, ven en la televisión, escuchan las tertulias, que existe una podredumbre generalizada en España de casos donde los políticos que han gobernado se han enriquecido, y a muy pocos los han castigado. Cuando no se han ido de rositas con castigos mínimos.

A los jóvenes de hoy no hay que argumentarles que los comunistas lucharon contra el franquismo para traer la democracia. Porque los socialistas, durante los 40 años de la dictadura, no se les vio el pelo. Los jóvenes leen que los parlamentarios europeos no dan un palo al agua y ganan una pasta. Que los que les representan tienen gratis total en aviones, taxis, ADSL, regalo de iPhone e iPad... y ellos con la carrera acabada y trabajando de camareros en las zonas turísticas.

Los grandes partidos, el bipartidismo, parece que no encaja ya. Son muchos los años y miles y miles de malos ejemplos que el votante ya conoce de sobra. Conoce al alcalde de su pueblo que no tiene oficio ni beneficio pero lo primero que hizo fue ponerse Audi con chófer.

Porque de esos votantes que depositan la papeleta tapándose la nariz con el llamado voto útil, o los votantes de ideología talibán, que lo mismo les da que los suyos roben porque los otros han robado también, pues qué les vamos a decir, que cada vez escasean mas.

Por eso, toda esa legión de cargos socialistas, que esperan la llamada alternancia en el poder para pisar moqueta, están de los nervios. Como a comienzos de los ochenta que no había manera de que Suárez perdiera unas elecciones y estaban de acuerdo en el golpe de timón que apadrinaba el Rey Juan Carlos para entrar en un gobierno de concentración. En aquellas fechas, en ese gobierno estarían todos: comunistas, socialistas, aliancistas, centristas... En este que necesita el pesoe, este que ha pedido Felipe González, sólo ellos con los populares. Y es que no hay moqueta para todos, claro.