Durante años los del pecé, del brazo del los del pesoe, y luego los de Izquierda Unida, han gritado consignas contra los gringos. Aquí siempre ha estado de moda, y bien visto por la progresía, las marchas contra la ocupación del ejército americano en Torrejón, en Rota… Y mientras los rojos de toda la vida echaban pestes de Norteamérica, contra el imperialismo, los otros rojos, los que habitaban más allá del telón de acero, en Polonia, en Rusia, en Checoslovaquia, se jugaban la vida para escaparse de las redes del régimen comunista y vivir junto a la estatua de la libertad.

Si, mientras aquí los discípulos de Carrillo, de Pasionaria, los Llamazares de turno, se esforzaban por resaltar las maldades de vivir en Nueva York, los habitantes de Berlín Este hacían túneles y solicitaban asilo político en el Berlín Oeste, y si se trataba de científicos, de licenciados, soñaban vivir en la corrupta América, donde no había que hacer cola en los supermercados para comprar el pan, donde los escaparates te mostraban, además de los envoltorios, los objetos de consumo. Donde cualquier ciudadano podía viajar a donde quisiera sin tener que solicitar permiso a la policía para el simple desplazamiento a otra población donde visitar a un familiar.

Ahora, con la excusa de la guerra de Irak, estamos de nuevo siendo bombardeados por los Llamazares de turno, por los Zapateros de turno, por los que no gobiernan, en suma, con las maldades del imperialismo yanke, y formando a la opinión pública un sentimiento de rechazo a todo lo que se relaciona con la tierra de Bush.

El problema es que de nuevo han vuelto las consignas. Han vuelto las pancartas y el lavado de coco en todos los medios… La verdad es que no sé como se las apañan estos americanos para ser siempre la diana de los opositores a gobernar. No entiendo la utilización de la chequera porque siempre el problema es la cantidad de dinero que destinan a sufragar proyectos. La verdad es que es muy fácil criticar al poderoso, y sembrar la duda. Es lo fácil.

Lo difícil es justificar los abusos de poder de dictadores como Fidel, personaje repetidamente abrazado por Felipe González. Lo difícil es no manifestarse, no sacar la pancarta contra las condenas a periodistas en Cuba tras un juicio sumarísimo oscuro y soez. Lo difícil es hacernos creer que la pena de muerte es una aberración en Estados Unidos y no condenar las penas de muerte de los secuestradores de una embarcación en Cuba… Lo difícil es silenciar el poder corrupto en Guinea, donde los opositores al régimen mueren en las cárceles en extrañas circunstancias sin que Llamazares y Zapatero saquen la pancarta… Lo difícil es no denunciar el absolutismo despótico de Mohamed VI, rey de Marruecos, y la persecución a los periodistas que manifiestan su oposición…

Lo fácil es gritar siendo oposición. Por luego, cuando gobiernan, esos mismos de la pancarta nos meten en la OTAN y se cuadran ante el Bush de turno. ¿Verdad que sí?