Ya lo decía el viejo profesor, don Enrique Tierno Galván, las promesas electorales nunca se cumplen. Por eso mentir no es pecado, si la mentira se pronuncia en periodo electoral. Y si se realiza en periodo preelectoral, sólo será pecado venial.

Aunque con los cambios de adaptación a los que esta Iglesia nos tiene acostumbrados, vaya usted a saber lo que se considera pecado venial. Recuerdo el “padrenuestro” que me enseñaron en el cole, donde rezaba aquello de “perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores” pero, se cambió el texto.

Para el Obispo Setién los chicos de la Eta, como diría el exjesuita Javier Arzallus, sólo comenten pecadillos, veniales si acaso, lo que para el cura Castillejos, “fray langostino”, como se le conoce en Andalucía, supondría pecado mortal con condena al infierno de Satán…
No sé si Aznar sabrá medir el favor que le ha hecho el bueno de Karol Wojtyla con su visita a España. Porque con lo que ha llovido, no sólo de H2O, sino de Prestige, de guerra de Irak, de la maquinación a cuenta de las muertes de José Couso y Julio Anguita en la guerra, la verdad es que necesitaba una ayudita, y esta le ha venido del cielo.

Ya lo saben, lectores. Mientras dure la campañita, a taparse los oídos, porque los que peinamos canas hemos visto como prometían y prometían y luego nada. Vamos, que la autopista del 92 la han terminado en el 2003. No está mal.