Las inundaciones
01/10/2012
martes 10 de junio de 2014, 12:58h
El pasado viernes negro, por lo de las inundaciones en Andalucía y en Murcia con roturas hasta de autopistas de peaje, nos trae a la memoria otras catástrofes no muy lejanas, aunque de finales del pasado siglo.
Recuerdo que en Valencia un desastre parecido se llevó hasta urbanizaciones. Y alguien como el catedrático Ramón Tamames afirmó entonces que lo que a los cauces de los río se les quita, el río se lo vuelve a tomar..., en clara alusión a la política de muchos ayuntamientos que habían dado permisos para construir urbanizaciones en zonas inundables.
Recuerdo haber publicado en el periódico que dirigía cómo una empresa estaba construyendo toda una urbanización de chalés junto a la cuenca de un río de un pueblo almeriense. Los vecinos, haciendo oídos sordos, compraron sus viviendas y a la primera riada se quedaron sin casa... Y claro, vienen los lamentos y que el Estado pague los platos rotos porque el seguro no lo cubre, claro. A declarar zona catastrófica a ver si con las subvenciones se tapa la ruina.
No sé qué está pasando, pero la naturaleza es testaruda y nos enseña que tarde o temprano se toma lo que es suyo. Si tapamos las cuencas, desviamos ríos y nos creemos que con eso podemos vender terrenos a precio de euro cuando no valen una peseta, vamos arreglados. Llega un día en que cae la famosa gota fría, y todos a lamentarse, a llorar, y a solicitar a Papá Estado que pague.
Las autoridades, todas, deberían ser más diligentes y no facilitar que se construya en zonas que la historia las anega de vez en cuando. Porque parece que las catástrofes se repiten en los mismos lugares varias veces cada siglo. Todos dicen que recuerdan otra catástrofe hacía muchos años, o que sus abuelos les contaron cómo quedaron los campos anegados... Los campos, que no los pueblos, las urbanizaciones, que se han construido en terrenos no apropiados. Como siempre, la comisión, la corrupción política, planea sobre estas actuaciones. ¿O me equivoco?