Es muy frecuente escuchar eso de que se confía en la Justicia. Como si la Justicia tratara a todos por igual. Qué ingenuidad.

Parece que los políticos griegos han resultado ser unos auténticos estafadores. Primero nos engañaron para entrar en el euro, falsificando balances y sobornando a entidades de calificación.

Ahora que el Caso Blanco está en el candelero, va siendo hora de desenmascarar a la gran empresa española. Esa que viene desde siempre, sobornando sin rubor a políticos y sindicatos para beneficiarse en las concesiones públicas.

Llevamos unos días de infarto con la petición de referéndum en Grecia. Lo que nadie dice es que ese país, que engañó y falseó las cuentas para entrar en el euro, que ha venido dilapidando y dilapidando a crédito durante años, tiene unos políticos muy corruptos que no están dispuestos a bajarse del coche oficial y las prebendas que se auto han impuesto.

Pensaba, qué ingenuidad, que la entrada de los del pepé en los ayuntamientos irían acompañadas de medidas de austeridad y ejemplo. Pero me temo que no hay manera.

Ahora que ha muerto el dictador, el asesino, el terrorista, el sátrapa, a manos del pueblo al que amenazó, son muchas las voces que se levantan recriminando el tiro en la nuca tras su captura.

Sabía de las excentricidades de ese hijo rebelde llamado Alberto Ruiz Gallardón, que un día sí y otro también aparece en los medios informativos por situaciones, cuando menos, reprobables en un personaje público de la derecha, a la que detesta, y de la que come, y abusa, desde que nació.

Desde hace doce años se viene hablando de que el papel desaparecería y leeríamos prensa y libros en dispositivos digitales móviles conectados a internet.

Parece que fue ayer, pero también Felipe González, en las últimas elecciones generales que ganó, dio la sorpresa de fichar a una estrella de número dos.

No sé cómo expresarlo, pero desde lejos, las cosas que pasan en España se ven de otra manera. Como con más atención, más interés, más crítica incluso.

Y es que este Zapatero me recuerda cada vez más a Javier de la Rosa.

No recuerdo a los del antiguo Grupo Correo, a los del Grupo Moll, a los gaditanos del Grupo Joly, al Grupo Voz, al Grupo Z, etc., preocupados porque no se cumplía la sentencia que obligaba al Grupo Prisa a devolver las emisoras de la antigua cadena Antena3 Radio.

Es la primera vez que no tengo claro el voto. Ya saben, el domingo, para estar o no de acuerdo el la constitución europea tal como nos lo plantean ZP y sus socios.

Ganar unas generales gracias a ciento noventa y dos muertes es demasiado. Y eso siempre es una losa que pesa. Que acompleja. Y cuando a estos chicos algo les acompleja pues encienden el ventilador.

Hay quien sostiene que al igual que Alfonso Guerra se quemó en el gobierno de Felipe González por ignorar a su “hemano” Juan, instalado en la Delegación de Gobierno de Sevilla con el consentimiento del entonces delegado Tomás Azorín, aquel que le filtró a los periodistas lo de “los socialistas vamos a meter a Jordi Pujol en la cárcel”… ahora quien está quemado, políticamente, claro, es nada menos que el propio ZP.